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¡Me
ha
ENCANTADO!
Hicimos
tiempo
un
domingo
para
poder
tomar
algo
y
vaya
que
si
acertamos.
El
ambiente
súper
cuidado
y
el
local
decorado
con
todo
lujo
de
detalles.
Tiene
varios
cañeros
con
diferentes
tipos
de
cervezas
y
tropecientas
variedades
en
botellín
(semanalmente
cambia
la
variedad).
La
carta
de
comida
llama
mucho
la
atención
y
decidimos
probar
los
nachos
y
el
perrito
caliente
(el
picante).
El
chico
que
nos
atendió,
muy
amablemente
nos
dijo
que
no
le
quedaba
pan
de
perrito,
que
si
nos
importaba
que
fuera
pan
normal
y
sin
ningún
problema,
aceptamos
(también
muy
rico
de
esta
manera).
Comida
sabrosa,
bien
elaborada
y
sin
escatimar
en
cantidad.
Tienen
para
acompañar
una
selección
de
salsas
de
numerosos
sabores.
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