1/5 Mauricio Ortega G. 9 months ago on Google
El
equipo
humano
que
labora
para
la
empresaria
Eva,
y
que
proviene
de
comunidades
originarias
está
comprometida
con
las
tradiciones
y
justamente
con
el
restablecimiento
físico
y
emocional
de
los
visitantes.
Por
su
parte,
la
empresaria
Eva,
que
compró
el
terreno
hace
30
años
en
el
Salinato,
como
buena
economista
adiestrada
en
EU,
y
ex
funcionaria
pública
está
comprometida
con
los
números
y
las
ganancias,
y
solo
se
apareció
al
final
de
la
experiencia,
a
partir
de
una
estrategia
mercadológica
de
mesenas
de
almas,
cuando
su
único
interés
es
meramente
económico.
A
mí
me
trató
como
número,
me
gritó
y
humilló
por
cuestionar
una
directriz
de
su
supuesta
dinamica
de
constelar.
Decidí
no
me
permitir
que
me
siguiera
violentando
y
regresar
a
casa.
Obviamente
no
hubo
reparación
del
daño
y
mucho
menos
reembolso.
Por
supuesto,
la
economista
frívola
disfrazada
con
un
huipil
sí
cobró
con
antelación
la
visita.
Todo
mi
agradecimiento
al
equipo
humano
que
empatizó
con
el
inmenso
sinsabor
que
me
hizo
pasar
la
empresaria,
y
comprendió
que
no
se
vale
jugar
con
las
emociones
de
los
visitantes
por
muchos
posgrados
en
el
extranjero
que
tengas,
o
por
el
abelongo
militar
de
tu
familia,
mientras
se
mal
explota
la
auténtica
medicina
ancestral.
Esto
se
llama
apropiación
cultural.
Agradezco
haber
conocido
sobretodo
a
la
señora
Maritza
Álvarez...
un
ser
humano
auténtico
con
muchísima
preparación
y
con
un
corazón
universal
que
me
cobijó
y
no
me
dejó
ir
sin
antes
desprenderme
del
sentimiento
tan
desagradable
que
casi
me
llevo
de
ahí...
Todo
mi
agradecimiento
también
a
Ranulfo,
quien
me
acompañó
hasta
la
avenida
principal,
me
obsequió
una
pulsera
para
repeler
a
la
gente
nociva
como
Eva
y
le
encargó
a
un
taxista
de
moto
que
me
llevara
a
la
terminal.
Cuidado
con
abrirle
su
corazón
a
economistas
que
se
disfrazan
de
humanistas.
Al
final,
esta
clase
de
gente
usa
las
tradiciones
para
hacer
dinero.
Nada
nuevo
para
una
economista
extraída
del
Salinato.