5/5 David E. 3 years ago on Google
(Translated
by
Google)
They
say
that
Colombia
is
a
country
of
countries,
our
territory
is
divided
into
regions
whose
identity
seems
to
compete
with
others,
for
each
of
them
everything
that
grows
in
its
soil,
floats
in
its
waters
and
runs
through
its
winds,
is
authentic
and
unrepeatable,
without
a
doubt
we
are
a
country
that
declares
itself
at
the
top
of
its
lungs
as
a
regionalist.
The
Caribbean
feeling
is
one
and
very
different
from
any
other
feeling
for
a
simple
but
very
powerful
reason:
the
sea,
that
sea
of
the
Atlantic
Ocean
that
by
these
latitudes
wants
to
flood
the
lands
to
enjoy
its
flavor,
that
sea
that
impregnates
the
environment,
putting
it
at
the
ideal
temperature
to
give
the
body
that
movement
that
regulates
blood
circulation
and
heartbeat.
You
have
to
learn
to
understand
and
practice
in
a
good
way
what
it
means
to
be
regionalist,
it
is
not
imposing
yourself
or
believing
yourself
superior
to
others,
it
is
loving
with
all
your
soul
what
is
your
own
and
exhibiting
it
with
pride
before
the
world,
it
is
giving
the
best
of
the
earth
so
as
not
to
only
to
receive
admiration
but
so
that
it
can
be
a
source
of
inspiration,
reference
and
a
vital
element
that
reinforces
the
identity
of
the
peoples
of
a
country
as
diverse
as
Colombia.
The
Museum
of
the
Caribbean
is
more
than
a
structure,
it
is
the
spirit
of
the
coastline
in
a
center
created
to
receive
all
visitors
who,
moved
by
the
desire
to
breathe
Macondian
oxygen,
the
same
one
that
inflated
with
supreme
genius
the
mind
of
García
Márquez
to
create
an
evocative
universe,
they
meet
in
the
sandy,
currambera
and
captivating
Barranquilla.
The
Caribbean
Museum
is
living
history,
history
with
projection
and
with
great
utility.
This
enclosure
pays
tribute
to
the
Caribbean
memory
that
has
always
advanced
with
a
strong
personality
but
with
all
the
joy
that
the
natives
of
the
sun
domains
know
how
to
have.
In
this
place,
culture
takes
over
the
spaces
to
teach
the
whole
world
that
Macondo
does
exist
and
inhabit
the
geography
and
the
heart
of
every
inch
of
the
Atlantic.
This
cultural
space
apart
from
being
a
sample
of
traditions,
customs
and
folklore
also
constitutes
an
educational
and
ecological
intention
that
seeks
to
become
fully
aware
of
the
environment.
A
very
important
aspect
of
the
museum
has
to
do
with
the
representation
of
dual
membership,
on
the
one
hand
its
membership
in
the
Caribbean
area
and
on
the
other
hand
its
membership
in
the
Colombian
nation,
aspects
that
make
it
a
very
special
region
that
enriches
the
multiple
beauty
that
makes
up
the
national
tricolor.
It
has
a
permanent
exhibition
distributed
in
five
aspects
or
thematic
axes:
Nature,
People,
Word,
Expression
and
Action.
And
so
that
the
visitor
assimilates
the
content
in
a
pleasant
and
unique
way,
a
great
sensory
experience
is
generated
as
the
first
stage,
which
means
that
when
the
second
stage
arrives,
the
desired
task
is
achieved:
a
placid
inquiry.
Visiting
the
Museo
del
Caribe
is
a
wonderful
and
attractive
plan
for
anyone
who
visits
Barranquilla
and
wants
to
catch
its
environment,
flavor
and
culture,
reasons
that
make
it
a
city
that
transmits
its
joy
and
Caribbean
feel.
(Original)
Dicen
que
Colombia
es
un
país
de
países,
nuestro
territorio
está
repartido
en
regiones
cuya
identidad
parece
competir
con
otras,
para
cada
una
de
ellas
todo
lo
que
crece
en
su
suelo,
flota
en
sus
aguas
y
corre
por
sus
vientos,
es auténtico
e
irrepetible,
sin
duda
somos
un
país
que
se
declara
a
todo
pulmón
como
regionalista.
El
sentir Caribe es
uno
solo
y
muy
diferente
a
cualquier
otro sentir por
una
sencilla
pero
muy
poderosa
razón:
el
mar,
ese
mar
del Océano
Atlántico que
por
estas
latitudes
quiere
inundar
las
tierras
para
gozar
de
su
sabrosura,
ese
mar
que
impregna
de
sal
el
ambiente,
poniéndolo
a
la
temperatura
ideal
para
darle
al
cuerpo
ese
movimiento
que
regula
la
circulación
de
la
sangre
y
los
latidos
del
corazón.
Hay
que
aprender
a
comprender
y
practicar
de
buena
forma
lo
que
significa
ser
regionalista,
no
es
imponerse
ni
creerse
superior
a
otros,
es amar
con
toda
el
alma
lo
propio
y
exhibirlo
con
orgullo ante
el
mundo,
es
entregar
lo
mejor
de
la
tierra
para
no
solo
recibir
admiración
sino
para
que
pueda
ser
motivo
de
inspiración,
de
referencia
y
elemento
vital
que
refuerce
la
identidad
de
los
pueblos
de
un
país
tan
variopinto
como
Colombia.
El Museo
del
Caribe es
más
que
una
estructura,
es
el espíritu
del
litoral en
un
centro
creado
para
recibir
a
todos
los
visitantes
que
movidos
por
los
deseos
de
respirar
el
oxígeno
macondiano,
ese
mismo
que
infló
de
genialidad
suprema
la
mente
de
García
Márquez
para
crear
un
universo
evocador,
se
dan
cita
en
la
arenosa,
currambera
y
cautivadora Barranquilla.
El Museo
del
Caribe es
historia
viva,
historia
con
proyección
y
con
gran
utilidad.
Este
recinto rinde
homenaje
a
la
memoria
Caribe que
siempre
ha
avanzado
con
personalidad
recia
pero
con
toda
la
alegría
que
los
oriundos
de
los
dominios
del
sol
saben
tener.
En
este
lugar
la
cultura
se
apodera
de
los
espacios
para
enseñarle
al
mundo
entero
que
Macondo
sí
existe
y
habita
en
la
geografía
y
en
el
corazón
de
cada
centímetro
del Atlántico.
Este
espacio
cultural
aparte
de
ser
una
muestra
de
las
tradiciones,
costumbres
y
folclor
también constituye
una
intención
educativa
y
ecológica que
busca
tomar
conciencia
plena
del
medio
ambiente.
Un
aspecto
muy
importante
del
museo
tiene
que
ver
con
la representación
de
la
doble
pertenencia,
por
un
lado
su
condición
de
miembro
de
la
zona
Caribe
y
por
el
otro
lado
su
pertenencia
a
la
nación
colombiana,
aspectos
que
la
convierten
en
una
región
muy
especial
que enriquece
la
múltiple
belleza
que
compone
el
tricolor
nacional.
Cuenta
con
una exhibición
permanente distribuida
en
cinco
aspectos
o
ejes
temáticos: Naturaleza, Gente, Palabra,
Expresión
y
Acción.
Y
para
que
el
visitante
asimile
el
contenido
de
una
forma
agradable
y
singular
se
genera
una
gran
experiencia
sensorial
como
primera
etapa,
que
hace
que
al
llegar
la
segunda
se
logre
el
cometido
deseado: una
plácida
indagación.
Visitar
el Museo
del
Caribe es
un
maravilloso
y
atractivo
plan
para
todo
aquel
que
visite Barranquilla y
quiera
contagiarse
de
su
ambiente,
sabor
y
cultura,
razones
que
la
hacen
una
ciudad
que
contagia
su
alegría
y
sentir Caribe.
