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by
Google)
The
cathedral
of
Santiago
had
three
constructions;
the
last
one
was
consecrated
in
November
1680
and
was
the
work
of
the
master
Joseph
de
Porres.
In
1718,
after
the
San
Miguel
earthquakes,
Diego
de
Porres
repaired
the
vaults,
the
arches,
the
dome,
the
second
body
and
the
facade.
The
main
altar
was
standing
under
a
dome,
supported
by
sixteen
columns
lined
with
hawksbill
and
decorated
with
elaborately
worked
bronze
medallions.
The
image
of
the
Virgin
Mary
and
the
twelve
Apostles,
made
of
ivory,
were
placed
on
the
ledge.
In
1743
the
cathedral
of
Santiago
was
elevated
to
metropolitan,
whose
festivities
were
celebrated
with
great
pomp
in
February
1745.
The
canopy
was
driven
from
Europe
by
the
illustrious
Mr.
Marin
who
transported
it
to
Veracruz
where
he
delivered
it
to
Bishop
Molina,
who
was
going
from
Road
to
the
city
of
Santiago
de
los
Caballeros
de
Guatemala.
Knowing
that
the
bishop
was
arriving,
the
parties
were
arranged
for
the
solemn
reception
and
the
illustrious
dean
of
the
Mithras,
the
town
hall
of
the
church,
many
members
of
the
clergy,
distinguished
neighbors
and
the
prelates
of
the
religious
left
in
carts
pulled
by
Mules
to
receive
the
visitor.
Upon
arriving
at
the
archbishop's
palace,
they
were
received
by
numerous
clergy,
schoolchildren
of
the
Tridentine
College
and
Seminary
of
Our
Lady
of
the
Assumption.
There
was
a
tedeum
through
the
Choro
chapel
of
Master
Kyrós
and
then
they
went
to
the
Palace,
where
the
chapel
was
richly
decorated.
After
the
ceremony,
it
was
decreed
that
on
November
14,
1745,
the
exaltation
parties
be
held.
Parish
of
San
José
around
1840.
The
parish,
established
in
1804,
operates
in
what
was
previously
the
entrance
to
the
cathedral,
and
its
nave
is
where
the
southern
bell
tower
was
located.
Note
that
the
bell
towers
of
the
cathedral
were
still
standing,
although
damaged
and
abandoned.
That
day
the
bells
rang
early,
and
numerous
cohetillos
were
blown
up.
[8]
At
nine
o'clock,
the
public
powers
went
to
the
cathedral,
which
was
adorned
with
great
care
and
where
there
was
a
solemn
mass.
When
the
pallium
was
imposed
on
Archbishop
Pardo
and
Figueroa
there
was
a
ringing
of
bells
and
cohetillos
and
gunpowder
castle
in
the
square
in
front
of
the
cathedral,
followed
by
a
luxurious
banquet
to
the
civil
and
ecclesiastical
authorities
in
the
archbishop's
palace.
The
party
continued
all
night,
with
numerous
pyrotechnic
games.
[9]
The
following
days
the
different
regular
orders
made
their
own
celebration
and
there
were
also
indigenous
and
secular
dances,
horse
races
and
bullfights
in
the
main
square
during
the
eight
following
days.
The
archbishop
then
went
to
his
country
house
in
Milpas
Dueñas,
where
the
festivities
continued
for
another
week,
with
bullfights
provided
by
Joseph
de
Naxera,
Joseph
de
Arrivillaga
and
Miguel
de
Coronado.
The
historian
Domingo
Juarros
considers
that
in
those
amusements
fifty
thousand
pesos
were
spent.
The
earthquakes
of
Santa
Marta
in
1773
caused
serious
damage
to
the
structure
of
the
cathedral,
restoring
two
of
its
chapels
in
the
early
nineteenth
century.
Underneath
the
structure
is
a
crypt,
in
addition
to
a
set
of
tunnels
whose
utility
is
unknown.
The
cathedral
housed
the
remains
of
the
conqueror
Pedro
de
Alvarado
who
had
been
transferred
at
the
request
of
his
daughter
in
1568,
but
disappeared
as
a
result
of
its
destruction
by
the
earthquakes
of
1773.
(Original)
La
catedral
de
Santiago
tuvo
tres
construcciones;
la
última
de
ellas
se
consagró
en
noviembre
de
1680
y
fue
obra
del
maestro
Joseph
de
Porres.
En
1718,
tras
los terremotos
de
San
Miguel,
Diego
de
Porres
reparó
las
bóvedas,
los
arcos,
el cimborrio,
el
segundo
cuerpo
y
la
fachada.
El
altar
mayor
se
encontraba
en
pie
bajo
una
cúpula,
sostenida
por
diez
y
seis
columnas
forradas
de
carey
y
decorada
con
medallones
de
bronce
primorosamente
trabajados.
Sobre
la
cornisa
estaban
colocadas
la
imagen
de
la
Virgen
María
y
de
los
doce
Apóstoles,
fabricados
de
marfil.
En
1743
fue
elevada
a
metropolitana
la
catedral
de
Santiago,
cuyas
fiestas
se
celebraron
con
gran
pompa
en
febrero
de
1745.
El
palio
fue
conducido
de
Europa
por
el
ilustrísimo
señor
Marín
quien
lo
transportó
hasta Veracruz en
donde
lo
entregó
al
obispo
Molina,
quien
iba
de
camino
para
la
ciudad
de
Santiago
de
los
Caballeros
de
Guatemala.
Al
saber
que
ya
iba
llegando
el
obispo,
se
dispusieron
las
fiestas
para
la
solemne
recepción
y
el
ilustre
dean
de
la
Mitra,
el
cabildo
de
la
iglesia,
muchos
miembros
del
clero,
los
vecinos
distinguidos
y
los
prelados
de
los
religiosos
salieron
en
carretones
tirados
por
mulas
a
recibir
al
visitante.
Al
llegar
al
palacio
arzobispal
fueron
recibidos
por
numerosos
clérigos,
colegiales
del Colegio
y
Seminario
Tridentino
de
Nuestra
Señora
de
la
Asunción.
Hubo
un
tedeum
por
la
capilla
del
Choro
del
maestro
Kyrós
y
luego
se
fueron
al
Palacio,
en
donde
la
capilla
estaba
ricamente
adornada.
Terminada
la
ceremonia
se
decretó
que
el
14
de
noviembre
de
1745
se
realizaran
las
fiestas
de
exaltación.
Parroquia
de
San
José
alrededor
de
1840.
La
parroquia,
establecida
en
1804,
funciona
en
lo
que
anteriormente
era
entrada
a
la
catedral,
y
su
nave
está
en
donde
se
encontraba
el
campanario
sur
de
la
misma.
Nótese
que
los
campanarios
de
la
catedral
todavía
estaban
en
pie,
aunque
dañados
y
abandonados.
Ese
días
las
campanas
repicaron
desde
temprano,
y
se
hicieron
estallar
numerosos
cohetillos.[8]
A
las
nueve,
los
poderes
públicos
fueron
a
catedral,
la
cual
estaba
adornada
con
gran
esmero
y
en
donde
hubo
misa
solemne.
Cuando
se
impuso
el
palio
al
arzobispo
Pardo
y
Figueroa
hubo
repique
de
campanas
y
cohetillos
y
castillo
de
pólvora
en
la
plaza
frente
a
la
catedral,
seguido
de
un
lujoso
banquete
a
las
autoridades
civiles
y
eclesiásticas
en
el
palacio
arzobispal.
La
fiesta
continuó
toda
la
noche,
con
numerosos
juegos
pirotécnicos.[9]
Los
días
siguientes
las
diferentes
órdenes
regulares
hicieron
su
propia
celebración
y
también
hubo
danzas
indígenas
y
laicas,
carreras
de
caballos
y
corridas
de
toros
en
la
plaza
de
armas
durante
los
ocho
días
siguientes.
El
arzobispo
luego
se
fue
a
su
casa
de
campo
en
Milpas
Dueñas,
en
donde
prosiguieron
las
festividades
por
otra
semana,
con
corridas
de
toros
proporcionados
por
Joseph
de
Naxera,
Joseph
de
Arrivillaga
y
Miguel
de
Coronado.
El
historiador
Domingo
Juarros
considera
que
en
aquellas
diversiones
se
gastaron
cincuenta
mil
pesos.
Los terremotos
de
Santa
Marta de
1773
ocasionaron
serios
daños
en
la
estructura
de
la
catedral,
restaurándose
dos
de
sus
capillas
a
principios
del
siglo xix.
Debajo
la
estructura
se
encuentra
una
cripta,
además
de
un
conjunto
túneles
cuya
utilidad
se
desconoce.
La
catedral
albergó
los
restos
del
conquistador Pedro
de
Alvarado que
habían
sido
trasladados
a
petición
de
su
hija
en 1568,
pero
desaparecieron
a
raíz
de
su
destrucción
por
los
terremotos
de
1773.
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